Tarros de 200 ml, 11 cm de alto con ranura para cuchara – para mostaza, mermelada, miel, salsas – Cerámica polaca – Ceramika Artystyczna

Tarro de mostaza de cerámica polaca – No hay una forma más bonita de servir la mostaza

Este tarro puede contener hasta 200 ml de mostaza, mide 11 cm de alto y es realmente precioso. Ya sea en el desayuno, la comida o en un bufé festivo, el tarro de mostaza de cerámica polaca siempre llamará la atención.

Ya los egipcios, griegos y romanos valoraban la mostaza por su sabor picante y sus propiedades medicinales. La primera receta de mostaza “moderna” probablemente surgió en la Francia medieval, donde las semillas molidas se mezclaban con vinagre o vino. La ciudad de Dijon se convirtió en el centro mundial de la producción de mostaza y la famosa "mostaza de Dijon" sigue siendo hoy un referente internacional.

La mostaza se obtiene moliendo semillas amarillas, marrones o negras y mezclándolas con líquidos como agua, vinagre o vino. Según la receta, los ingredientes adicionales y el método de elaboración, pueden obtenerse muchos tipos distintos de mostaza.

La mostaza clásica, de picor medio, es la base de muchos platos alemanes y se elabora con semillas amarillas, lo que le da un sabor suave. La mostaza de Dijon es un clásico francés, fuerte y aromático, hecha con semillas marrones y vino blanco. La mostaza dulce es especialmente popular en Baviera, hecha con semillas marrones o negras y azúcar, y se suele servir con salchichas blancas. La mostaza a la antigua tiene una textura gruesa porque no está totalmente molida. La mostaza con miel y la mostaza de frutas se enriquecen con miel, arándanos, higos u otras frutas, y son ideales como dip o para acompañar quesos.

El sabor picante de la mostaza proviene de los aceites de mostaza (isotiocianatos) que se liberan cuando las semillas entran en contacto con agua. Estas sustancias tienen propiedades antimicrobianas y estimulan la digestión. En la cocina moderna, la mostaza no sólo se utiliza como condimento, sino también como ingrediente para salsas, aderezos y marinados.

La mostaza en la gastronomía:
La mostaza es imprescindible en la cocina internacional. En los restaurantes gourmet se sirve en formas creativas como dip con queso, pescado o carne, como ingrediente en vinagretas, salsas y mayonesas, o como base para marinados. Platos clásicos como la salchicha con mostaza, la Weisswurst con mostaza dulce o el rosbif con mostaza en grano son grandes protagonistas de la gastronomía europea.

Nuestros tarros de cerámica polaca ofrecen el marco perfecto para servir y conservar la mostaza con estilo. Gracias a la abertura especial en la tapa para la cuchara, la mesa se mantiene limpia y la cuchara está siempre a mano: ideal para el uso diario, bufés u ocasiones festivas.

Consejo: El tarro no sólo es adecuado para mostaza, sino también para miel, mermelada, arándanos rojos, mayonesa, terrones de azúcar o azúcar cande. Cada pieza es única y representa un regalo especial para los amantes del arte tradicional.


Historia de la mostaza

La mostaza es una de las plantas aromáticas más antiguas y se utiliza desde hace más de 3.000 años. Pertenece a la familia de las crucíferas y está estrechamente relacionada con la col, el rábano y el berro.

En la antigüedad, las semillas de mostaza se cultivaban en la India, China y Mesopotamia. En Egipto, hacia el 1500 a.C., las semillas de mostaza se utilizaban tanto como especia como remedio. Hipócrates recomendaba la mostaza en la antigua Grecia como remedio para inflamaciones y dolores. En el Imperio Romano, alrededor del año 100 d.C., los romanos elaboraban una pasta de mostaza mezclando semillas molidas con mosto de uva, también conocida como "mustum ardens" – mosto ardiente. En la Edad Media, hacia el siglo IX, Carlomagno fomentó el cultivo de la mostaza en Europa. Del siglo XVII al XIX, Dijon se convirtió en el centro mundial de la producción de mostaza.


Variedades de mostaza y sus diferencias

Existen tres tipos principales de plantas de mostaza, cada una con su propio sabor y nivel de picante. La mostaza blanca da semillas amarillentas, sabor suave y ligeramente a nuez y es la menos picante. La mostaza marrón da semillas marrones, sabor especiado y picante medio. La mostaza negra da semillas negras, con sabor muy intenso y picante.

Entre las variedades más famosas se encuentran la mostaza de Dijon (Francia), finamente molida y aromatizada con vino blanco o verjus; la mostaza dulce bávara (Alemania), rica en azúcar o miel; la mostaza inglesa, muy picante y generalmente en polvo; la mostaza americana, suave y ligeramente dulce; y la mostaza criolla de Luisiana (EE.UU.), fermentada con vinagre y especias.


Aspectos científicos

El picante de la mostaza proviene de las enzimas: la planta contiene glucosinolatos que, gracias a la enzima mirosinasa, se convierten en compuestos picantes como la alil isotiocianato. La mostaza tiene propiedades antibacterianas, estimula la digestión y es antiinflamatoria. Gracias al vinagre o al vino, la mostaza se conserva durante mucho tiempo, ya que estos líquidos inhiben el crecimiento de microbios.


Receta de mostaza Dijon casera

Necesitas:
100 g de semillas de mostaza amarilla, 50 g de semillas de mostaza marrón, 150 ml de vino blanco (o vinagre de manzana), 50 ml de agua, 1 cucharadita de sal, 1 cucharadita de azúcar o miel y, si lo deseas, 1 cucharadita de cúrcuma para dar color.

Deja en remojo las semillas de mostaza en vino blanco y agua durante 24 horas. Tritura la mezcla según la textura que prefieras (más fina o más gruesa). Añade la sal, el azúcar y la cúrcuma si usas. Coloca la mostaza en un tarro esterilizado y deja reposar durante una semana: el picante se suavizará con el tiempo.


Conclusión

La mostaza tiene una historia milenaria y une la tradición culinaria, la ciencia y la salud. A pesar de la producción industrial, la mostaza casera sigue siendo una alternativa aromática y personal.